Poema googleniano

Me apunto a un jueguecillo sugerido en El futuro del libro. De reminiscencencias oulipianas, grupo de escritores francés, cuyo fundador fue el matemático Raymond Queneau y François Le Lionnais. Éstos se definen como : » Ratas que deben construir ellas mismas el laberinto del cual se proponen salir». Se asignaron dos tipos de labores:

  • La primera es inventar estructuras, formas o nuevos retos que permitan la produccción de obras originales. En esta búsqueda, la importación de conceptos matemáticos, la utilización de recursos de la combinación  son los principales instrumentos.
  • La segunda labor era examinar antiguas obras literarias para encontrar las huellas (a veces evidentes, a veces difíciles de develar) de la utilización de estructuras, formas o restricciones. Leo en un artículo de Quimera una entrevista a Marcel Bénavou, un integrante de Oulipo que El Mapa de la esfera armillar de Su hui, «un poema chino del siglo IV de lectura inversa», los propios chinos  no lo entendían. Su funcionamiento fue redescubierto por la oulipiana Michèle Métail. (No lo he encontrado en la red. ¿Habrá traducción a nuestro idioma? ).

 Volviendo al experimento, se trata de partir de la búsqueda de una comparación a la que falta el primer término, como: «es más importante que el sueño«. Colocando la frase incompleta en el buscador, hemos de localizar  el primer resultado sintáctica y semánticamente acertado que aparece y éste nos aportará el término que buscamos y así surgirá el primer «verso» de nuestra cadena. El nuevo término se convierte en el segundo de la comparación para una nueva búsqueda, y así sucesivamente.

Ahí va lo que me ha salido a mi:

Sueños.
No perder el hilo de las propias ideas es más importante que los sueños.
El acercamiento a la verdad es más importante que el no perder el hilo de las propias ideas.
La verdad objetiva es más importante que el acercamiento a la verdad.
El conocimiento de la ignorancia es más importante que la verdad objetiva.
….

Me ha salido con tintes socráticos… ¿Y si le damos la vuelta?

No se les puede pedir más a las musas en la hora de la siesta. Por cierto, eran nueve, fruto de los amores entre Zeus y Mnemosine. Formaban el cortejo de Apolo e inspiraban a filósofos y poetas. Sus nombres son: Caliope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Terpsicore, Talía, Urania.

Para terminar Les Luthiers: ¿Saben quién es la musa de la danza?

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