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VIVIR (Ikiru)

He recordado, a raíz del trabajo de un alumno y sus comentarios acerca de la felicidad, la película Vivir (Ikiru, 1952) obra maestra de Akira Kurosawa.

El protagonista de la película es un triste y gris funcionario de la administración japonesa, que un buen dia descubre que padece un cáncer terminal y contempla horrorizado cómo ha pasado el tiempo rodeado de papeles absurdos y preso de una cruel y despiadada burocracia. El video que he buscado forma parte de la emblemática escena final en la que el señor Watanabe, a punto de morir, canta con voz quebrada la canción La góndola, mientras se balancea sereno, y nostálgico quizás, en el columpio del parque que se ha construido gracias a él, en los últimos días de su vida y que representa su pequeña victoria sobre la muerte.

El actor Takashi Shimura conocía la canción desde su juventud, pero en aquella escena no encontraba el tono, hasta que Kurosawa le sugirió: “Canta esta canción como si fueras un extraño en un mundo en el que nadie cree que existes”. El resultado es estremecedor. La cámara se acerca y se mantiene fija, mientras Watanabe espera su fin bajo la nieve, entonando una hermosa balada que ya aparece en otro momento de la película en una escena en un bar.

La vida es corta, enamórate, chica,
antes de que el rojo de los labios desaparezca,
antes de que la sangre caliente se enfríe.
No tendrás nunca asegurada la vida de mañana.

La vida es corta, enamórate, chica,
antes de que el color negro del pelo pierda su fuerza,
antes de que la llama del corazón se apague.
No volverá nunca a repetirse el día de hoy.

En ambas escenas la vida y la muerte se dan la mano gracias a esta bella melodía y son la clave de toda la emoción que nos embarga, la diferencia estriba en que en la primera escena, La góndola es entonada por un grupo de personas en una alegre fiesta y supone el despertar del personaje y la toma de conciencia de que se acerca su hora final. En la escena del columpio la canción es una confirmación de la altura moral a la que ha llegado el personaje, haciendo con este gesto pura poesía de su muerte.

Otro elemento peculiar del cine de Kurosawa es la presencia de fenómenos atmosféricos que enriquecen la narración como es en este caso la nieve, símbolo también de la pureza y dignidad que ha adquirido el personaje a lo largo de la película.